Desde 1967, el 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, el IBBY
promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el
fin de promocionar los libros infantiles y juveniles y la lectura entre
los más jóvenes.
Cada año, una sección nacional del IBBY
tiene la oportunidad de ser la patrocinadora internacional del Día del
Libro Infantil y selecciona un escritor representativo y a un reconocido
ilustrador de su país para que elaboren el mensaje dirigido a todos los
niños del mundo y el cartel que se distribuye por todo el mundo, y se
promueva la celebración en las bibliotecas, centros escolares,
librerías, etc.
Este año, el país elegido es Brasil. El
diseño del cartel es del ilustrador Ziraldo, y el texto, de Luciana
Sandroni. Ziraldo, nacido en 1932 en Caratinga (Minas Gerais), es
conocido sobre todo por su libro Flicts, publicado en 1969 y hoy
convertido en un clásico de la literatura infantil. Recibió en 2008 el
Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos, y ha sido nominado tres
veces al premio H.C. Andersen que otorga el IBBY. Luciana Sandroni,
nacida en Río de Janeiro en 1962, trabajó durante muchos años en
bibliotecas escolares. Ha publicado numerosos libros infantiles, varios
de ellos premiados por la FNLIJ, y su personaje más conocido es Ludi,
que fue adaptado también para televisión.
Desde la página web de la OEPLI
puedes consultar el mensaje escrito por Luciana Sandroni y traducido al
castellano por Elisa Toledo y que os reproducimos a continuación:
Érase una vez…
Érase una vez una… ¿Princesa? No.
Érase una vez una biblioteca. Y érase
también una vez una niña llamada Luisa, que fue a la biblioteca por
primera vez. La niña caminaba despacio, tirando de una mochila de
rueditas enoooorme. Observaba todo con admiración: estantes y más
estantes repletos de libros, mesas, sillas, almohadas de colores,
dibujos y carteles en las paredes.
—Traje la foto —le dijo tímidamente a la bibliotecaria.
—¡Muy bien, Luisa! Voy a inscribirte. Mientras tanto puedes ir escogiendo el libro. ¿Sabes que puedes llevarte un libro a casa?
—¿Uno solo? —preguntó decepcionada.
En ese mismo instante sonó el teléfono y
la bibliotecaria dejó a la niña con la tan difícil tarea de elegir un
único libro en la infinidad de estantes. Luisa arrastró su mochila y
buscó, buscó hasta que encontró su libro favorito: Blancanieves. Se
trataba de una edición de tapa dura, con hermosas ilustraciones. Con el
libro en la mano empujó su mochila de nuevo y, cuando ya estaba a punto
de salir salir, alguien le tocó el hombro. La niña se dio la vuelta y
casi se cae para atrás del susto: era, nada más y nada menos, que el
Gato con Botas con su libro en la mano… digo… ¡entre las patas!
—Buenos días, ¿cómo estás? —le dijo haciendo una reverencia.—Luisa, ¿acaso no te sabes de memoria todas esas historias de princesas? ¿Por qué no te llevas mi libro El Gato con Botas, que es mucho más divertido?
Luisa, con la boca abierta, no sabía qué decir.
—¿Qué te pasa? ¿Te comió la lengua el gato? —bromeó.
—¿Eres el Gato con Botas de verdad, verdad?
—¡Sí, en persona, digo… de carne y hueso! Llévame a tu casa y sabrás todo sobre mi historia y la del Marqués de Carabás.
La niña, perpleja, solo conseguía asentir con la cabeza. El Gato con Botas, con un toque de magia, regresó a su libro, y cuando Luisa estaba a punto de salir de la biblioteca volvió a sentir un toque en el hombro. Era ella: “blanca como la nieve, colorada como la sangre y con cabellos negros como el ébano”. ¿Adivinaste?
—¡¿Blancanieves?! —dijo Luisa anonadada.
—Luisa, llévame contigo también. Esta edición —dijo mostrándole su propio libro— es una adaptación auténtica del cuento de los hermanos Grimm.
Cuando la niña estaba a punto de coger el libro, El Gato con Botas apareció molesto:
—Blancanieves, Luisa ya escogió. Vete con tus seis enanos.
—¡Son siete y no seis! ¡ Y ella aún no ha escogido! —le dijo Blancanieves roja de cólera.
Los dos miraban a la niña esperando una respuesta:
—No sé cuál llevar… quería llevármelos todos…
De repente, sucedió algo increíble: fueron saliendo de los libros Cenicienta, Caperucita Roja, Rapunzel… Un equipo completo de princesas de verdad:
—Luisa, llévame a tu casa —le suplicaban todas.
—Yo solo necesito una cama para dormir un rato —dijo la Bella Durmiente mientras bostezaba.
—Solo cien años —dijo el gato burlándose.
—Puedo limpiar tu casa, pero de noche tengo una fiesta en el castillo del…
—¡Príncipe! —gritaron todos.
—En mi cesta tengo torta y vino. ¿Quién quiere? —ofreció Caperucita.
Y continuaron apareciendo más personajes: el Patito Feo, la Vendedora de Fósforos, el Soldadito de Plomo y la Bailarina:
—¿Luisa, podemos ir contigo? Somos los personajes de Andersen —pidió el Patito Feo, que tan feo… no era.
—¿Tu casa está calentita? —preguntó la Vendedora de Fósforos.
De repente, delante de todos, apareció un lobo enorme, peludo, muy peludo, con los dientes afilados: ¡el lobo feroz!
—Lobo, ¿por qué tienes esa boca tan grande? —le preguntó Caperucita, por costumbre.
—Yo les protejo —dijo valientemente el Soldadito de Plomo.
El Lobo abrió la boca y… ¿se los comió a todos? No. Solo bostezó de tanto sueño y les dijo con calma:
—Tranquilos. Solo quería darles una idea. Luisa se lleva el libro de Blancanieves y nosotros entramos en su mochila, que es muy grande.
A todos les gustó su idea.
—¿Luisa, nos dejas ir contigo?
—¡Claro que sí! —dijo Luisa abriendo la mochila.
Los personajes hicieron fila y fueron entrando uno a uno:
—¡Primero las princesas! —dijo la Cenicienta.
Al final aparecieron también los personajes brasileños: el Sací, el Caipora, una muñeca de tela que no para de hablar, un niño muy loquito, una niña con una cartera amarilla, otra con la foto de su bisabuela pegada al cuerpo, un pequeño rey mandón… Todos entraron.
La mochila pesaba más que nunca. ¡Cómo pesan los personajes!
Luisa llevó el libro de Blancanieves, y la bibliotecaria anotó todo en su ficha.
Poco después, la niña llegó a casa feliz. Su mamá le preguntó desde la cocina:
—¿Hija, llegaste?
—Síííí, mami, llegamos.
Escrito por Luciana Sandroni. Traducido por: Elisa Toledo. Revisado por María Sampayo Bouza e Ilustrado por Ziraldo.
En la Web de la OEPLI nos
cuentan como Bibliotecas, librerías y otras entidades celebran
habitualmente el Día Internacional del Libro Infantil mediante la
organización de exposiciones, encuentros con escritores e ilustradores,
presentaciones de libros, sesiones de libro-forum y actividades de
animación a la lectura y por eso desde las cuatro secciones de la OEPLI
se anima, principalmente a las librerías y bibliotecas, para que
organicen actos en torno a la figura de Andersen. En la web de OEPLI puedes ver el listado de adhesiones, y acceder al formulario de inscripción.
Te dejamos el enlace, por si te apetece ver la noticia en nuestra web sobre el Día Internacional del Libro Infantil 2015 y te recomendamos también darte una vuelta por el artículo que hicimos recopilando carteles y lemas conmemorativos de los días internacionales del libro infantil desde 1999, año que España fue elegida para ello y que repitió en 2010.
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